jueves, 11 de noviembre de 2010

Ventus

La mujer, y la visión acerca de ella, ha ido cambiando a lo largo de toda la Historia, se ha ido construyendo su identidad desde una perspectiva social, más concretamente, ha sido la cultura de un contexto determinado la cual ha educado al hombre y a la mujer dentro de unos roles determinados.
Estos roles se han ido desarrollando a lo largo del tiempo, pero a su vez, se han ido construyendo sus atributos como consecuencia de la realidad y contexto social en el que las personas se encontraban inmersas.

Como refieren Mª del Carmen Rodríguez Menéndez y José Vicente Peña Calvo en su artículo titulado Identidad de género y contexto escolar: una revisión de modelos Se asume que la observación de conductas, tanto en modelos vivos como simbólicos (cine, televisión o libros), facilita el aprendizaje de los diversos patrones de conducta diferenciados por razón de género. En consecuencia, niños y niñas observan el modelo y generalizan la experiencia concreta de aprendizaje, al tiempo que la ponen en práctica. El aprendizaje por observación se complementa con la mimesis práctica, por lo que el niño y la niña aprenden los rasgos de conducta propios de su género de pertenencia (Mischel, 1972). También se destaca la influencia del reforzamiento, pues se señala que los adultos adaptan sus comportamientos a las creencias sociales sobre el género, por lo que refuerzan de modo diferencial las conductas y actitudes de niños y niñas”.

Es más, el rol de la mujer, no es natural, sino que se construye socialmente, a pesar de que se haya considerado lo contrario justificándolo con las diferencias de fuerza y de autoridad que se han impuesto entre el hombre y la mujer de forma natural, legitimando así el papel que a cada uno se le atribuye.

Este rol asignado a la mujer ha sido reforzado por muchos autores, entre otros por Rousseau, como cita Mary Wollstonecraft en su artículo Críticas de ciertos autores que han considerado a la mujer un objeto de piedad, casi de desprecio “Las niñas deben ser activas y diligentes, pero eso no es todo; desde muy temprano han de ser propensas a saber contenerse. Esta desventura, en caso de que lo sea realmente, es inseparable de su sexo, y nunca se han librado de ella sino para soportar infortunios mayores. Deben someterse al decoro durante toda su vida, que es el freno más severo y más constante.”
Continuando en la misma línea, Simmel resalta la manera en que el dominio del varón sobre la hembra es utilizado para legitimar su superioridad, y esto lo describe Raquel Osborne en su artículo: Simmel y la “cultura femenina”(Las múltiples lecturas de unos viejos textos) cuando relata lo siguiente: “Toda dominación fundada en la prepotencia subjetiva ha intentado siempre procurarse una base objetiva, esto es, transformar la fuerza en derecho. La historia de la política, del sacerdocio, de las constituciones económicas, del derecho familiar, está llena de ejemplos.”

Respecto a lo escrito hasta ahora, observamos que la mujer ha mantenido un rol determinado durante mucho tiempo, el cual se vio amenazado con la llegada de la revolución industrial. De tal manera que, se produjo un gran crecimiento de la reivindicaciones de las mujeres (y de muchos hombres) por la igualdad de género y un auge y avance en la sociedad (como la introducción de la mujer en el mercado laboral, el avance de los medios de comunicación, así como el desarrollo espectacular de la red de Internet) que han supuesto un cambio en la mentalidad, que supone el cuestionamiento de los pilares que nos sustentaban hasta el momento.

De todos estos cambios producidos se ha planteado una nueva imagen de la mujer, que no es compartida por todos, sino que se polariza su visión en diferentes sectores de la sociedad, y en diferentes ámbitos, del cual cabe destacar Internet, en el cual es posible encontrar una multiplicidad de visiones y posiciones al respecto.
Se ha hablado mucho ya de la capacidad de manipulación de la imagen de la mujer en los medios tradicionales: prensa y televisión. Pero aún queda por analizar en profundidad de qué manera la Red crea, utiliza, define o modifica la imagen social de género.

Existen varios estudios al respecto, sobre la inmersión de la mujer en la Red y el cambio de la visión que se tiene acerca de ella.
En esta ocasión vamos a nombrar tres artículos que consideramos de sumo interés y que guardan una estrecha relación con este tema.
Uno de ellos se llama Mujer y ciberfeminismo: las nuevas tecnologías de la información, escrito en Sevilla por la UIMP Menéndez Pelayo. Este artículo subraya la idea de que surge un nuevo espacio (Internet) en el que la mujer se da cita con el propósito indiscutible de apropiarse del espacio y comunicarse para transformar los estereotipos que las rodean.

El otro hace referencia a La Red al servicio de las mujeres. Aproximación a la relación mujer y medios de comunicación en Internet, el cual fue escrito por Ainara Larrondo Ureta.
Éste reflexiona acerca del ínterés de aquellos aspectos que la crítica feminista ha considerado con especial énfasis en el desarrollo de la evolución de movimientos y el surgimiento de renovadas aportaciones al significado de mujer. Como se expresa en el texto: “Además, el espacio virtual de Internet pone al alcance del movimiento feminista potencias expresivas desconocidas, entre otras, una nueva significación de comunicación colectiva que convierte a las mujeres en autoras, transmisoras y destinatarias de información.”

Y el último, con el cual es posible concretar y justificar nuestro objeto de estudio, está escrito por María Cruz Rubio Liniers, y se titula: La imagen virtual de la mujer. De los estereotipos tradicionales al ciberfeminismo.
Este último sugiere la contraposición de ideas que pueden llegar a surgir dentro de la Red. Éstas ideas pueden distorsionar y convertir a la mujer tanto en una mercancía alienada como en un ser consciente que reivindica su posición real en la sociedad.
Como hace referencia el texto: “Se dice, y es cierto, que Internet es el espacio perfecto para las mujeres y sus reivindicaciones: difícil de controlar y sin fronteras, permite un intercambio de opiniones ideas y conocimientos a través del correo electrónico, las listas de debate y los webs de información feminista.”

En definitiva, se ha pretendido exponer la multiplicidad de información y la pluralidad de opiniones que se puede encontrar dentro de la Red de Internet sobre el concepto de mujer.

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